Una alondra en su nido
a lo lejos divisaba
un rubio trigal frondoso,
que el viento balanceaba.
mientras sus cuatro pollitos
tenían ganas de comer.
Voy a acercarme en un vuelo
enseguida volveré.
Cual fué triste, su sol presa
cuando, ésta llegó al nido
una Serpiente acecina
se lo había destruido.
Todos los pollitos se
había comido. Al contemplar
la tragedia una pena le invadió
y esta pobre cita alondra.
Desmallada se quedó
a poco llega su amado
¡no sufras cariño, mio!
que muy prónto entre los dos.
construiremos otro nido
y antes que llegue el verano
tendremos nuevos pollitos.
Encarna Gordo